Este cuadro es parte de la serie “Ciudades Invisibles”, donde los paisajes urbanos se vuelven una experiencia sensorial y abstracta.
Realizado en técnica mixta, con acrílico sobre bastidor de 60 x 60 cm, la obra juega con la superposición de formas y colores.
Los tonos azules y verdes predominan, evocando una atmósfera de calma y misterio, mientras que los detalles en fucsia y rosa aportan vitalidad y energía. Pequeños toques de blanco y negro añaden contraste y profundidad, creando una ciudad imaginaria que se transforma con cada mirada.
Este cuadro tiene una energía única que me atrapa cada vez que lo miro. Las pinceladas tienen vida propia, construyendo una ciudad que parece cambiar con cada mirada. Me gusta cómo invita a cada espectador a descubrir su propia historia en este paisaje urbano lleno de posibilidades y cómo los colores se combinan para crear una sensación de movimiento y vida.